Una de las cosas más sorprendentes de nuestra era es que la historia se inscribe en unos pocos años. Microsoft por ejemplo, no era ni conocido en el año 50, pero en poco menos de medio siglo se convirtió en una palabra que nadie ignora, con connotaciones épocas, es el nombre de la compañía que cambió la historia del mundo para siempre.

Es prácticamente un efecto mucho mayor que el provocado por el meteorito que dicen que extinguió a los dinosaurios.

Un día el artífice de tal fenómeno, Bill Gates, decide desaparecer del escenario público. Muchos dirán: era hora que un supermillonario decidiera disfrutar de su dinero en vez de estar en la pelea por más dinero, que no le alcanzará la vida para gastar, ni a él, ni a sus varias siguientes generaciones, otros, están buscándole el pelo al huevo y tratando de entender cómo una persona adicta a los éxitos y el dinero, se “cura”.

El análisis de este hecho ha sido ya ampliamente difundido, por lo extraordinario.

Ahora, aparece otro, en la misma compañía, que está removiendo los simientes de la compañía que tanto sorprende desde su creación.

La cosa, parece, se cocinó en el propio Microsoft, entre sus directivos, no había, tanto acuerdo como de mostraba en público, los CEO, Sinofky y Ballmer, los principales, no se llevaban bien, el primero, individualista y arrasador, el segundo acólito del trabajo en equipo y mesurado.

Sinofsky, aunque efectivo, no advirtió el movimiento que se gestaba a su alrededor, su estilo era firmemente resistido por el resto de los jefes de la compañía.

La situación plantea más que dudas, o no eran tan buenos los beneficios que Sinofky proveía a la compañía o los mismos eran menos importante que el malestar que generaba entre la plana mayor.

El estilo Sonofsky era bastante peculiar, al punto que circula una anécdota que en ocasión de una reunión entre jefes de la empresa, grandes clientes y  públicos, se retiró indicando que todo lo que tenía para decir, podían leerlo en su propio blog, y se abocó a contestar unas cuantas preguntas del público, retirándose de la reunión, con poco respeto por sus pares, dejando a los colegas seguir con el evento sin su participación.

Esta conducta, aunque no era inusual, fue el punto de eclosión que comenzó a gestar su caída.

Luego de 23 años de trabajo en la compañía y con la venia de un Gates desentendido de la compañía, desafectaron al controvertido Sinofky de sus funciones y echado de forma poco elegante.

Aprovecharon que por fin de lanzó el Windows 8, para deshacerse de un ejecutivo, que con fama de manipulador sin escrúpulos, fue tan efectivo a la organización, que es difícil pensar que tales cualidades no fueran precisamente las que usaba la compañía para llegar a donde llegó, sin dejar de lado que su eficacia se basaba en su propio equipo de trabajo que lo respetaba mucho, cosas que se ganan de muchas maneras, y él la obtuvo por admiración.

También se lo recordará como el que salvó a Microsfot del desastre técnico y económico del Windows Vista, enfrentando el Windows 7 la ola de quejas y críticas y que finalmente logró venderse bien.

Estos asuntos dejan reflexiones, el poder no sólo es capacidad de invención y empujar los límites de las transgresiones, hay que usar para ello el aspecto social, de inclusión, necesarios para sostener los andamiajes creados con la propia genialidad.

Pronto Sofnosky será un relato mítico, donde lo humano lo social, es el protagonista que no supo completar con sus acciones.

Una reflexión paralela, tiene que ver con el perfil de ambos contendientes, Sofnosky, con formación técnica en ingeniería, Ballmer en ventas, dos aspectos necesarios para el éxito de una compañía, pero ¿quién está por encima de cuál?, el rol según la creencia ha estado basculando en el imaginario de los que intervinieron en la ecuación, lo que entraría en el juego del poder de decisión y políticas de la compañía, y que a la larga afectaría a la compañía.

Era una situación que no podía durar, dos halcones en la misma nidada, terminan comiéndose alguno  al otro.

Habrá que ver cómo afecta este nuevo cambio a una compañía que ahora cuenta con muy fuertes competidores en los productos Apple y Google.